Dadas las condiciones económicas planteadas por la crisis ambiental, sanitaria, climática y económica, es evidente la necesidad y urgencia de una transformación radical en las formas de concebir el vínculo entre la economía y los bienes naturales.
El capitalismo está socavando los sistemas naturales del planeta, creando un escenario de múltiples crisis crónicas. El crecimiento sin freno no existe. Está atado a las leyes de la naturaleza (con sus ciclos y su finitud) y se encuentra en contradicción con las leyes de acumulación de capital, en constante necesidad de expansión.
Es necesaria una crítica económica a los modelos que plantean un crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos.